El Hambre, del Premio Herralde de Novela, Martín Caparrós, es un libro que hoy tiene mucha pertinencia por el momento que padece el mundo: aunque siempre ha existido este flagelo, la pandemia la ha acentuado más. Destacamos unos subrayados para pensar en el drama de miles de personas hoy en día.
¿Alguna vez se han imaginado qué se siente no saber si podrá comer mañana? Esa pregunta -hipotética para muchos- es un desafío diario para la gran mayoría del planeta. El Hambre, del escritor y periodista Martín Caparrós, es un libro que intenta contar por qué miles, millones de personas no comen lo que necesitan a diario, si irónicamente el sistema económico produce las suficientes toneladas de comida para alimentar a toda la población. Como dice Caparrós: el problema radica en que pocos se quedan con mucho. En estos momentos de incertidumbre, de hambre para la mayoría, a causa de la COVID19, queremos recordar algunas reflexiones que nos deja este libro, porque es el reflejo de la necesidad y angustia que están pasando miles de personas. Aquí algunos subrayados para pensar:
Cifras
“Todos sabemos que hay ochocientos, novecientos millones de personas -los cálculos vacilan- que pasan hambre cada día. Todos hemos leído o escuchado esas estimaciones –y no sabemos o no queremos hacer nada con ellas-…”
“La “malnutrición estructural” es crónica, estirada en el tiempo. De un modo u otro afecta a unos 2.000 millones de personas: casi un tercio de los hombres y mujeres del planeta”.
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“El hambre de los más chicos suele ser un efecto del hambre de sus madres. Las mujeres, la mitad de la población mundial, representan el 60% de los hambrientos: hay muchas culturas donde la poca comida se reparte de forma tal que los hombres reciben más que las mujeres: hambre de género. Cada día, 300 mujeres se mueren en el parto a causa de la anemia”.
“Cada año, más de tres millones de chicos se mueren a causa del hambre y las enfermedades –tos, diarreas, rubeolas, malarias- que el hambre favorece”.
“Cada día se mueren, en el mundo —en este mundo— 25.000 personas por causas relacionadas con el hambre”.
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Historias
“Cuando ella me contaba sobre la bola de harina de mijo que comía todos los días de su vida y yo le pregunté si realmente comía esa bola de mijo todos los días de su vida y tuvimos un choque cultural:
- Bueno, todos los días que puedo.
Me dijo y bajó los ojos con vergüenza y yo me sentí como un felpudo, y seguimos hablando de sus alimentos y la falta de ellos…”
“Yo no le dije que la woura, esa especie de bola de polenta sólida de harina de mijo y agua que los campesinos de Níger comen casi todos los días de su vida, no alcanza para alimentar a un chico de año y medio, que le falta casi todo lo que el chico necesita. Kadi estaba molesta resentida:
- Acá me dicen que está así porque yo no le di su comida. Se ve que acá no entienden. Cuando la escucho me da miedo, me dan ganas de irme.
Me dijo Kadi. Y se fue, horas más tarde, con su bebé muerto a la espalda”.
“Su hijo menor, Isail, tiene un año y dos meses y estuvo 15 días internado en el hospital: llegó con menos de 4 kilos, desnutrido severo. Está mejor, pero Aï tiene miedo de que vuelva a pasarle
- Ahora tengo que ir todas las semanas a controlarlo y a buscar mi bolsita de alimentos. Yo lo hago, pero tampoco lo puedo hacer para siempre. Yo no quiero ir siempre a buscar la bolsita de los alimentos. Si el chico tiene que comer, quiero que coma bien en casa.”
Reflexiones
“El hambre ha sido, desde siempre, la razón de los cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones, contrarevoluciones. Nada ha influido más en la historia de la humanidad. Ninguna enfermedad, ninguna guerra ha matado más gente. Todavía, ninguna plaga es tan letal y al mismo tiempo tan evitable como el hambre”.
“Aisha, que me decía que con dos vacas sería tan diferente. Si tengo que explicarlo -no sé si tengo que explicarlo-: nada me impresionó más que entender que la pobreza más cruel, la más extrema, es la que te roba también la posibilidad de pensarte distinto. La que te deja sin horizontes, sin siquiera deseos: condenado a los mismos inevitablemente”.
“Pero el hambre no existe afuera de las personas que la sufren. El tema no es el hambre; son esas personas”.
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En Ayuda en Acción creemos que hay más solidaridad que indiferencia, que es posible que entre todos ayudemos a que eso suceda. Por ello, los invitamos a que hagan parte de nuestra campaña “Frente a la COVID19 #SomosAyuda” con la que queremos entregar más de 1.000 mercados a las familias más vulnerables de Colombia. Hoy más que nunca el hambre habita con miles de personas, es momento de ayudarlas.