Vivian Velazco lo ha vivido en carne propia y escribe acá unas palabras para quienes ven de reojo la angustia de miles de familias. migrante
Mi nombre es Vivian Velazco. Llegué a Colombia en 2018, soy profesora, pero nada enseña más que la vida misma. En este tiempo me ha tocado, junto a mi esposo y mi hija de 11 años, comenzar de ceros, literalmente de la nada, para salir adelante. No ha sido nada fácil pero lo que más me interesa es decirles que nosotros no somos enemigos de Colombia, no vinimos acá a dañar sus vidas: solamente a mejorar las nuestras. Sé que hay miles de venezolanos acá buscando nuevas posibilidades porque en nuestro país se están acabando y que eso ha implicado muchas cosas para los colombianos. Pero solo piense un segundo, deténgase y mire lo que está haciendo. Imagine que desde mañana le toca dejar todo eso, esa casa donde vive, empacar lo que pueda en un par de maletas y salir caminando con sus hijos hacia un rumbo desconocido. migrante
-¿Papá, mamá, pero dónde vamos a dormir esta carretera.
Piense que serán muchos días igual: despertarse solo con la certeza de la incertidumbre. De repente, no importará el título migrante universitario, no importará su experiencia, no importará lo que sepa porque se verá pidiendo limosna en la calle u ofreciendo su trabajo por apenas unos pesos con tal de tener algo para comer. Solo para que se imaginen el tamaño de la crisis de mi país, que amo, que extraño, pero que nos está cerrando todas las posibilidades.
Migrante
Imagine que finalmente logra establecerse en un municipio, en una ciudad, en un corregimiento. “Aquí vamos a vivir unos días”, pensará. Y entonces toca empezar a abrirse paso, a buscar trabajo, a ver cómo sus hijos pueden seguir estudiando, como me toca a mí con mi hija. ¿Por dónde empezar? Nosotros llegamos a Cúcuta y tuvimos la fortuna de que nos alquilaron un ranchito que nos cubría de la lluvia. Nos tocaba dormir en el suelo y empezamos vendiendo aguas en la calle, golosinas, lo que se pudiera. En los comedores comunitarios del barrio La Fortaleza en Cúcuta, quise ofrecer mi vocación de profesora y ayudar a niños y niñas del barrio, pero con la dificultad de no tener los papeles “en regla”, aun así, he persistido porque creo que tanto colombianos como venezolanos tenemos las mismas necesidades. La Fundación Ayuda en Acción, me ha ayudado mucho, “vino a despertarnos, nos hizo ver que éramos capaces de levantar una comunidad”. Ahora tengo herramientas para defender mis derechos acá porque todos somos humanos, todos tenemos problemas e ilusiones. migrante“Ponerse en los zapatos del otro”, se dice cada tanto. Nunca será fácil, pero solo quiero invitarlos a que lo hagan de vez en cuando. La solidaridad es lo que debe atarnos más, la vida es frágil, cambiante, da miles de vueltas. Es una ruleta donde no se sabe donde caeremos. Migrante
Si quieres apoyar a Vivian Velazco te invitamos a que lo hagas por medio de Ayuda en Acción. Tan solo 40.000 pesos mensuales pueden cambiar la vida de cientos de niños y niñas de las comunidades más vulnerables de Colombia. Ingresa a: https://ayudaenaccion.org.co/