En las veredas más aisladas del municipio de Ginebra, Valle del Cauca, la fuerza de las familias trabajando en comunidad es imparable, como la del agua.
En muchas quebradas de Colombia se observan pequeñas represas que retienen la corriente, alimentando un tanque del cual los habitantes sacan el agua que necesitan para sus casas y cultivos. Cada uno de estas rudimentarias formas de almacenamiento surte de agua entre ocho y treinta familias, bajo el liderazgo de organizaciones comunitarias: las Juntas del Agua.
“Es en el campo que se protegen y administran las principales fuentes hídricas de Colombia”, dice Erminsu Iván David Pabón (Mincho), director del Instituto Mayor Campesino (IMCA), socio local de la fundación Ayuda en Acción en el Valle del Cauca. “Lo curioso es que no existe aún ningún tipo de reconocimiento legal para más de 12.000 acueductos comunitarios en el país”, añade Mincho.
En 2014, las comunidades empezaron a notar los primeros signos de un fenómeno que todavía amenaza el acceso al líquido vital: la privatización de las fuentes. “El problema con la privatización es que el que no tiene plata, no tiene agua” subraya el director del IMCA, recordando que en Colombia el acceso al agua no debería ser un privilegio, ya que se reconoce como derecho fundamental en la Constitución. Por esta razón el IMCA y Ayuda en Acción apoyan técnica y económicamente a Juntas Comunitarias del Agua en veredas del municipio de Ginebra, Valle del Cauca, con 3 objetivos principales:
- Mejorar la infraestructura y calidad del agua para el consumo humano
- Conservar la cobertura forestal en las cuencas para mantener las fuentes hídricas en buen estado
- Obtener un reconocimiento legal de las juntas comunitarias del agua
El acueducto comunitario de Cocuyos: un ejemplo de gestión sostenible del agua
“Cuando nos dimos cuenta de que cada verano se secaba la quebrada, decidimos actuar”, cuenta Ligelli González, una joven lideresa de la vereda de Cocuyos que ha jugado un papel central en el desarrollo de la Junta del Agua de su comunidad.
Con el apoyo del IMCA y de Ayuda en Acción, los habitantes de Cocuyos han construido un acueducto comunitario que hoy abastece a más de 30 personas. “Ahora tenemos agua de calidad incluso durante los meses más secos del verano”, afirma la también presidenta de la Junta de Acción Comunal de su vereda.
Además de garantizar el acceso al agua, las Juntas Comunitarias fortalecen los espacios de participación ciudadana que favorecen el empoderamiento de las comunidades. “Hay personas que empiezan el proceso sin ser capaces de hablar en público. Después de unos meses, levantan la cabeza y se dan cuentas de que son sujetos políticos” afirma Mincho.
Y es que si algo se percibe en la Junta de Cocuyos es un sentimiento de orgullo al ver crecer a la comunidad. “Aprendo mucho con esta experiencia. Me fortalece como persona. No todo es económico. El reconocimiento que tengo en mi comunidad me parece lo más importante”, concluye Ligelly.