Shirley Pérez
Yo soy Shirley Pérez, soy consciente de que he sido víctima en muchos momentos de mi vida, cuando se me ha dicho que “no eres capaz de hacer algo”, “tú no vas a lograr nada”. Me he dejado lastimar, en algún momento me he dejado derrumbar, hasta el punto de sentir que no cuento o no valgo. Pero también soy una mujer llena de amor e inteligente, en mi casa me enseñaron valores, nunca vi a mi padre o a mi madre que se dieran maltrato, ni verbal ni físico.
Tengo dos hermosos hijos por los que lucho a diario, los que son mi ejemplo a seguir, cada día aprendo de ellos, cada vez tengo más animo de seguir siendo mejor madre, mujer, hija, hermana, amiga y nunca volver a permitir que se me maltrate o atropelle. También soy consciente de que me falta mucho para ser lo que quiero ser, para sentirme realizada como mujer y siempre agarradita de la mano de Dios para llegar a donde quiero.
Gracias a ustedes por este espacio y esta oportunidad.
Vivian Velazco
Mi nombre es Vivian Velazco de 42 años, soy migrante venezolana y tengo 3 años en Cúcuta, mi residencia es en la comunidad de La Fortaleza.
Tengo una familia conformada por mi hija de 12 años y mi esposo que tiene mi edad. Soy líder comunitaria y estoy capacitándome constantemente con organizaciones como OIM y Ayuda en Acción. Ellos trajeron a la comunidad una capacitación sobre violencia basada en género y poco a poco, fue pasando el tiempo, y me di cuenta de que estaba viviendo violencia verbal por parte de mi esposo. En estos momentos implemento todas las herramientas que nos han aportado desde el proyecto Conectando Caminos por los Derechos #YoSoyElla.
“No te quedes sin hablar, tú también tienes derechos”
Gracias a esto, en mi hogar se está mejorando la relación con mi esposo, ya hay más diálogo y comunicación por parte y parte. Gracias a estas capacitaciones me di cuenta a tiempo que como madre y docente debo transmitir todas estas herramientas a mi hija y todas las adolescentes. Todas las mujeres tenemos derecho de opinar, de hablar, y ser escuchadas.
Isaura Gómez
Mi nombre es Isaura Gómez, soy colombiana, vengo de una familia disfuncional. Mi madre me regaló cuando tenía 2 años y desde ese mismo momento empecé a vivir todo tipo de violencia, física, sexual, verbal y psicológica. Viví mucho tiempo en la calle o de casa en casa, conocí muchas personas de toda clase, pese a mis malas experiencias aprendí a querer y me enamoré de mi esposo; ese fue otro proceso difícil porque él viene de una familia machista.
Vida
Después de juntarnos empezaron mis problemas porque para él, la mujer es de casa, y el hombre de la calle. Parece algo absurdo pues él me conoció en la calle. Tuvimos 5 hijos, la mayor tiene 22 años y mi hijo varón tiene 19, después tuve una hija que murió. Eso fue duro para mí superar he incluso llegué a pensar que había nacido para sufrir. Luego llegó mi hija Nicol que tiene 13 años y después de su nacimiento empecé a vivir muchas cosas difíciles en mi hogar: infidelidad, gritos y hasta golpes. Un día me vi al espejo y vi mi rostro golpeado y decidí poner punto final a esta situación. Tenía toda la intención de terminar esto, pero no fui capaz.
Esfuerzo
Pensé que no podía quitarles a mis hijos lo que yo nunca tuve, una casa estable, un hogar, eso creía yo. Luego mi esposo tuvo un accidente muy fuerte, borracho en la moto. Ese fue un momento muy difícil para mí. Debía ocuparme de él, de mis hijos, y también tenía trabajar. Yo creo que eso fue lo que marcó la vida a mi esposo, ahí él vio que yo podía con todo y comprendí que era capaz. Que no necesitaba de él para darle un hogar a mis hijos. Después perdimos todo en un mal negocio que hizo mi esposo, quedamos sin nada.
Gracias a Dios recibí la herencia de un hombre que me crio hasta mis 9 años y con eso compré en La Fortaleza. Ahí empezó a cambiar mi vida, cuando me hablaron de Ayuda en Acción, empecé mi proceso y fue una maravilla aprender tanto, las clases de violencia y las charlas, escuchar y hacer actividades me ayudó mucho. Hoy en día charlo con mi esposo y le transmito todo lo que he aprendido y él ha estado atento a lo que digo.
No ha sido fácil porque nadie cambia de la noche a la mañana, pero seguimos en ese proceso. Ahora me animo a ayudar a otras mujeres, tengo una asociación de mujeres en La Fortaleza y estamos trabajando con todo lo que he aprendido gracias a Ayuda en Acción.
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